24.1.10

El principio del Arte

Es sin duda un mal momento. Siempre ha sido un mal momento.
Yo estuve el once de septiembre del año 2001 en NY, me enteré por la TV en un bar a sólo unas cuantas manzanas de la “zona cero”. Corrí y corrí hasta reventar, faltaba cruzar un puente cuando la primera torre se hundió.
Sabía que ese osado truco de hipnosis llegaría a todo el mundo, que la magia de su parafernalia afectaría al Inconsciente Colectivo. El mensaje -que en este mundo de zombies es sinónimo de orden- dictaba un cambio de ciclo. Me sentí como un caballero capaz de enfrentarse al dragón, inmune a las armas del resto a los que torra con su fuego; ese ser al que conocía entonces con el nombre de Espectáculo movía su boca de amianto vaporizado diciendo:

“Tengo una cabeza por cada ángel
y una pena por cada niño.
Ahora que habéis olvidado quienes sois
os conozco mejor que vosotros
a vosotros mismos,
y con todo el poder
de vuestra imaginación
vengo a provocar el fin
de la raza humana,
que no será con fuego
ni con enfermedades,
ni meteoritos ni sequías,
ni virus fuera de control,
será un fin mayor que ése.
De vosotros dejaré sólo un eco
en el que no sentiréis más que nada,
la sensación que provoca la ausencia de
algo antaño universal,
mañana inasequible.
Vengo a comerme vuestra alma,
cuando acabe con vosotros,
seréis fantasmas sin otro aliento
que mi miedo”

Luego vinieron las compras por patriotismo.
Un día de resaca me crucé con una mujer delgada y envejecida a causa de las cremas, sonreía con esfuerzo constante, su parar era tenso como el de esos perros indignos que parecen ratas. La imaginé con cáncer, muriéndose, el veneno crecía en su sangre a cada paso que daba. Algún día –le dije sin más- no podrás mantener esa sonrisa. No me causa demasiado reparo hacerle un feo a nadie pero noté el veneno en mí, a cada paso también se acumulaba en mi sangre. Algún día –pensé- no podrás mantener esta fachada. Decidí que había que hacer algo, que había que luchar para seguir siendo humano.
Al principio sólo fueron manifestaciones, cosas pequeñas, ciudadanistas, sin ningún peligro real. Eran como paralelas al otro espectáculo -el alterspectáculo, le llamábamos-, sabíamos que sólo reaccionábamos y que el sistema intentaba utilizar nuestras acciones. Ya estaba harta de esa farsa cuando me detuvieron por primera vez, después de sitiar el edificio que utilizábamos como cuartel general. Habíamos conseguido grabaciones de palizas y varios asesinatos policiales a sangre fría. Entraron a sangre y fuego y se nos llevaron en furgones: el espectáculo de la represión, ese era el resultado. Todo el juego estaba amañado, había que hacer otra cosa que no pasara por la digestión de la bestia. Algo de verdad original. Un Arte.

3 comentarios:

V dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pido disculpas. Después de investigar un poco me di cuenta que al autor que había citado en el comentario anterior no la pena siquiera nombrarlo.

Reitero lo dicho: muy buen post.

Saludos.

kiko dijo...

Gracias, me alegro que te haya gustado.
No sabía que tuviera lectores, qué alegría.
Un saludo!