14.3.09

Sísifo

La vida era demasiado divertida como para abandonarla. Cuando Tanatos vino para llevárselo, Sísifo se las apañó para engrilletarlo. Hasta que Ares, personificación de la violencia, acudió a soltar a su compadre, la humanidad se libró de la muerte.
Sísifo, el más astuto de los hombres, avaro y tramposo ¿cuál es la eternidad que has logrado con tus argucias? Por tu falta de escrúpulos o por tu rebeldía y para evitar una nueva fuga, se te ha privado de la vista e impuesto la taera de empujar una gran roca pendiente arriba de una montaña en el Hades. Cuando llegas a la cima, ésta cae, y vuelves de nuevo a arrastrarla. Así una y otra y otra vez. No en el tiempo sin tiempo de los dioses al que aspirabas, sino en el tiempo sin sentido de los hombres en que te hallas. Antes te burlabas de la idioticia del mismo Zeus y encontrarías la forma de volver a hacerlo si te dejaran un rato de sosiego. Mantén a alguien ocupado y ciégale de todo lo que no sea su tarea y será inofensivo como un animal de carga; deja que su imaginación sea libre de cumplir sus deseos y será tan poderoso como un dios.
Habría que superar la ceguera de las inercias inconscientes y comprender la naturaleza de las cosas para revelarse. Con nuestra astucia podemos engañarles, con nuestro amor podemos trascenderlos, pero sin olvidar nunca que lo que hay de divino en nosotros no nos pertenece. Lo que en verdad somos no nos pertenece. Sin esa premisa el ego crece hasta estallar en la nada. La nada, infierno de los existencialistas, el castigo que los dioses reservan al hombre moderno.

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