9.3.09

Carta a Gabrielle

Vivimos en la misma casa, una casa grotesca, encantadora, enorme y onírica. Aquí es muy fácil hacer cualquier cosa pero por mucho que lo intento no logro anudar una conversación que queda siempre pendiente. Por eso te pido que dejes que los pensamientos y los sentimientos que esta carta siembre en ti maduren y y que con su fruto me contestes, aunque sea un fruto amargo.
Poca gente se conoce a sí misma, y menos a otros. Pero tú, tan cercana y cariñosa, eres la persona más desconocida que he querido nunca. Si a veces hablo de identidad, no lo hago para que te aferres a la realidad de tus recuerdos, poco me importa si tu historia es real o ficticia. Te pregunto sobre quién eres porque no encuentro un hilo del que tirar y que salgas a mi encuentro.

Al principio creí que te esforzabas demasiado en vivir, y que por eso resultabas tan agotadora. Y en esa falta de serenidad del ser tu yo se rompía dispersándose en multitud de espejos, cada uno con su reflejo de cada uno de los otros. De nosotros.
A pesar de eso un brillo silvestre en tu mirada estrábica me gustaba, pensé que en tu desnudez se escondía un pedazo de bosque y tuve la imprudencia de buscarlo sin más. Como un eco salido de tono respondiste regalándome tu corazón y el mismísmo fruto de tu vientre. Parecía un sueño en que las leyes de lo absurdo dejaban en evidencia mi falsedad y me condenaban a la soledad.
Escandalizada por tu forma de enamorarte de mí y avergonzada de mi papel en ese teatro temerario, le pregunté a Eugen. La posible influencia de esa charla en lo que hizo después me convierte en partícipe de su ira. Fui tan imbécil como para imponer lo que yo quería que él fuera a lo que él decía que era hasta el punto peligrosísimo de no temerle.
Me dijo que eras un ser de confusión, un espejo infinito de reflejos grotescos que convierten todo en irrealidad. Te llamó aspirante a dios suicida. Se que no hay que creerle y también que siempre dice la verdad.
Y en el lago de nuestras lágrimas de autocompasión admirábamos nuestro reflejo cuando la gente empezó a morir a nuestro alrededor. Yo me refugio en la bebida, y tú ¿dónde te escondes cuando las cosas te dejan en evidencia? No lo haces, te muestras altiva y serena. Cuando deberías mostrarte más humana o derrumbarte entreveo otro rostro más antiguo, un gesto de inocencia depredadora. Y eso me confunde, y también a los demás, por eso te temen. En los peores momentos, cuando ponías en juego la vida de tanta gente, hacías tus apuestas con tanta frialdad que te iluminaba una tiniebla inhumana. Hay algo sublime y oscuro en esa calma, creo que es una parte tuya que deberías explorar. Quieres ir de solar por el mundo, pero no eres así, también eres siniestra.
Está, por ejemplo, el desfase entre tu edad y la edad que aparentas, tanto físicamente como en tu forma de vivir o de mirar. Bueno, todo eso es para recordarte que eres un monstruo, como yo, como Xavier, como todos los que vivimos en esa monstruosa casa. Un monstruo que tiene mucho amor que dar -joder, eso no lo puedo negar y no tiene nada que ver con nada que pueda deducir o no de tu comportamiento, es algo que siento todo el rato- pero un monstruo terrible que no conoce su veneno, ni sabe donde tiene el aguijón, que pica por instinto. No sabes amar, Gabrielle, no sabes cómo administrar tu amor, no sabes, cómo, cuándo y qué dar. Te falla tu teoría del otro. ¿De verdad me amas Gabrielle? ¿No te parece, a veces, que podrías enamorarte de cuaquiera que te tuviera un poco de pena?, ¿que te diera un poco de sosiego? Yo me he comportado como tú, lanzándome al precipicio del amante desesperadamente, hasta asustarlo, con orgullo por lo dado. Eso no es amor, eso es gritar de desesperación ante la soledad.

Luego supe por Pola que habías estado muchos años sometida a una inercia de la que ahora eras libre. Pensé que después de tanto tiempo de alienación empezabas a construir tu yo y que tu egoísmo de principiante no te dejaba vivir sino a través de reflejos de los demás en ti, que amplificabas hasta la estridencia. Pensé que no habías tenido relación directa con el mundo y creí encontrar un terreno común de comunicación. Por fin pudimos hablar, y escuchaste. Parecía un principio. Muchas cosas malas habían pasado y se lo debemos a los que se han quedado atrás.
No quiero darte lecciones de nada, pero tengo la obligación de serte franca. Tu forma de acercarte provoca mis bajos instintos; te me muestras como una niña disponible a la que puedo levantarle la falda. No te amo, ni te voy a amar, me gusta contemplarte, me gusta mimarte un poco y decirte tonterías, pero no me atraes en absoluto. A pesar de que eso lo tengo claro, y lo tenía desde el primer momento, me sorprendo dándote largas, participando, aunque sea con mi negativa de tus juegos de amor vicario. Te tengo mucho cariño y mi forma de manifestarlo confunde, es una estrategia de putón manipulador, una forma que tengo de mantener las puertas abiertas por no quedarme sola frente a mí misma.

No hay nada nuevo en esta carta que no te haya comentado furtivamente alguna vez. Lo demás ya lo sabes, eres mi familia y los gitanos somos de los nuestros. Es que me preocupo por ti y quiero que seas libre, porque feliz ya lo eres, y me alegro.

Un beso de tu amiga que te quiere.

1 comentario:

Gabi dijo...

Carta a Marion.

He abierto la carta pensativa sin saber muy bien quien, de todos los que en este lugar fascinante y reciente en el que ahora residimos, me requería por este intimo método usado entre nosotros solo a ratos.
Al darme cuenta que era tuya, he tenido que concentrar todos mis sentidos en no perder la perspectiva del hecho de por que una misiva y no un cara a cara que, como bien dices digna en esta casa de todas las posibilidades pero claro, he acabado por imaginar que no es cómodo plantear una conversación a solas, según en que términos, entre nosotras.
Espero que esto no sea óbice para no hablar de lo otro que sea, pero de verdad, aprecio y mucho la forma, la intención y la oportunidad y tomo el pulso que me has permitido para poder contestar los interrogantes que sobre mi planean y que con peculiar pasión expones con tu pluma.
Abres la caja para saciar algo mas que tu curiosidad y respondo dándote las respuestas enteras, incluyendo sus partes decepcionantes, brotadas de que soy amargamente sincera.
Si no me has llegado a conocer, ni siquiera un poco, y esa premisa de partida semeja extensiva a esa otra gente que a la que has preguntado y que comparte conmigo un mayor tiempo juntos, me pregunto que ofrezco y que ofrecido realmente.
Entiéndeme, como tu dices hay siempre un limite que condena el auto-conocimiento, y que va permitiendo etapas de revelación que una tras otra invocan un nuevo misterio. Yo creí haber podido tomar la punta de la manta y haber metido la nariz debajo para contemplar, aunque fueran solo fugaces intuiciones, las formas y los fondos de lo que soy pero basto un solo momento de pura verdad para replantear si no era todo un castillo de naipes metido a tirones hacia las alturas. Hay hilos que soportan, saliva e imágenes que creen reforzarlo, pero como me cuentas me hacen sospechar que no son mas que fantasías mías. Y enrevesadamente también son la realidad.
Lo que has visto tu y todos tiene mi halo pero si buscas la verdad de lo que veis dale la vuelta y piensa lo que no es obvio y a veces, sensato.
Como aquella noche que te sacudí con palabras de amor con el corazón en la mano y la propuesta mas absurda de una mente cabal en mi boca. Se aprestaría a replegarse y echar el desliz sobre las distorsiones del alcohol y el sexo perfecto, pero si retiras las cortinas del momento, sabrás que lo creía y que cuando me escurro en los toboganes de la interpretación de mis deseos y en ellos apareces tu, vuelvo a creerlo. Sin ninguna excepción o duda.
Me cuesta un buen par de bofetadas mentales y a veces la sacudida física de un buen pellizco, el esfuerzo de retornar a la cordura de no verte como un bonito medio para mis satisfacciones.
¿Ves lo que convive al unisono y se mezcla con disparidad? ¿Ves, al ente que deambula como solterona cuarentona, que siente como una descerebrada quinceañera y recuerda como una anciana?¿Ves, a quien practica a ser humilde junto a que considera como transgredir las leyes de la naturaleza y que es una fanática cuando se pone en marcha y actúa?
¿Ves toda la inconsistencia que acarrea confusión?¿Ves esa verdad que tan bien ve Eugen, en la que yo siento que no voy forjando un molde fijo sino que continuamente lo acabo rompiendo y comenzando de nuevo?
Hay tendencias por que las piezas sobre las que escoger no son tan infinitas y al final quedan pautas que deben repetirse pero que no puedo tenerlas como un patrón pues es muy diferente a lo que soy.
Hay cosas que no cambiaran: Mi definición como bruja, mis lazos de la maternidad, mi vuelta a la fe... Pero todo lo demás...No.
En el fondo la indecisión es un refugio y cuando normalmente hablo por los codos me embraza en el silencio en vez de escupir sapos y culebras, cuando tuviera que tragar mi mierda a paladas. Inocencia depredadora lo llamas amablemente cuando seria mucho mas acertado el decir Locura Fanática.
Hacéis bien en temerme, los que me queréis y con razón pues, o bien cambio mucho, o seguiréis contemplando que cuando la cago, y la cago bien a menudo, en vez de enfadarme conmigo misma, es el mundo el culpable y me grito hacia dentro que no se va a salir con la suya y si es necesaria la afrenta se le va hacer cambiar.
Aunque me equivoque tendré la razón cuando la realidad se amolde a mis 'Deseos'.
Soy una niña malcriada, Marion, de esas que en las novelas decimononicas crecen y fascinan y destrozan al tiempo a las personas con las que se relacionan. Mi tiniebla es manifiesta y lo que esta por dilucidar es si se decanta decididamente por la maldad o la benevolencia con las que ralla en entre las sombras de un futuro que no veo.
La clase de monstruo que soy ofrece un amor brillante e incompleto en el cual se han enhebrado las personas que quiero, y que es difícil de añadir que amo, pues les fallo a la hora de la verdad. Lo doy todo en aspecto y cuando beben y me devuelven muchísimo mas no pienso en ellos en el momento que se ven arrastrados a mi inconsciencia.
Nunca he buscado la compasión, de nadie ni siquiera de Pola pero él se ha agotado una y otra vez hasta limites insospechados. Creo, aunque pueda ser mi distorsiva visión de que todo debiera girar alrededor mio, que le he llevado a matar por mi, y por la Diosa que en aquella ocasión no podía pensar mas que en mi y en mi fracaso.
He sido tan miserable con el.
Olympia le da amor. Yo solo una razón para que corra al rescate quebrando su espíritu.
¿Que no conozco mi veneno? Maldita cien veces si no lo he tenido delante y no lo he visto.
Soy peligrosa por mi necesidad de destacar entre mi insignificancia, mi absurda negación de los limites que son naturales y el arrebatador agujero de soledad que porfío sin escrúpulos en tapar.
Por favor, olvida los juegos conmigo, por que en un descuido lo que crees inocencia es mucho peor, tiene tentáculos y pretende drenarte hasta la ultima gota de tu persona. Apenas contengo ese ego insaciable que respira el placer inmediato de la conquista, la victoria, y los trofeos y lo disfraza de amor.
¿Te preguntas si te amo de verdad? Ya te lo dije creo que te amo mas que te quiero y la diferencia reside en que me no estoy esperando nada a cambio. Eres la primera persona después de mis hijos con la que llego a ese estado emocional.
Puede resultar que sea un engaño pues si no por que te lo he demostrado tan poco en los pequeños detalles que son los que importan y sin embargo no me siento igual que antes cuando decía que amaba. Y eso esta también rehaciendo mi amor por Pola y purificando lo que sentí por Anibal.
Diosa, yo necesito ser responsable del amor que entrego a mi alrededor, por que si no es el cebo para una venda contra la soledad o una floritura romántica a la que se puede amar mas que al ser amado. Esta vivo, es precioso y delicado y complejo por que hay personas al otro lado que lo reciben y si le introduces el interés se envilece sobretodo si lo único que sabes de él es intuitivo, voraz, y desesperado.
En esto te debo una disculpa, y te pido perdón por haberte enredado en mis neurosis. Si quiero lanzar mi cuerpo hacia un desconocido no tenia por que involucrarte, por mucho que el juego te gustara, hasta que ha llegado el limite. No eres la única con bajos instintos y lo debería saber.
No tenemos bastantes frentes como para que abramos otro.
Somos monstruos contra otros monstruos que no quieren que dejemos de serlo tal vez por que les muestra una evidencia incomoda. Y ellos nos muestran la nuestra.
¿Marion, crees que la iluminación entraña el camino para pasar de la monstruosidad a la Humanidad?
¿O solo nos hacemos mas humanos pero seguimos siendo monstruos?
No lo tengo muy claro. Realmente no hay nada claro en mi horizonte ahora mismo.
No es una queja, y espero que comprendas que si he escrito esta carta en el tono y con las reflexiones con las que lo he hecho es por que se que Tu no te lo tomaras como una petición de atención, no un lastimero canto a la búsqueda de compasión. El martirizarnos nos gusta o por lo menos creo que he descubierto que es uno de los motores que me impulsan a mi y si somos tan parecidas quizás tu sufras lo mismo. Y me preocupas, por lo que dices que el Diablo hizo cuando dices que le contaste como me había declarado y aunque es muy difícil de expresar y que lo entiendas por que no tengo tu talento quiero pedirte que no lo hagas, que no te culpes mas con ello. No sigas. Ya esta hecho. No lo olvides por que se que no lo olvidaras y como yo lamento todos lamentamos algo, pero coraje tenemos para recabar fuerzas y sabiduría unos de otros procurando que la vida en esta nuestras grotesca, encantadora y onírica familia mejore.
La felicidad es extraña. La libertad dura de ganar. La verdad...un principio que te lleva hasta el siguiente.
Rezo para que no te sigas sintiendo atraída por mi en absoluto. Sueño con que encontraremos otra 'Gitana' que te arrebate hasta la médula y a la que subas al cielo.
Yo también me preocupo por ti. También por los niños y Charo, Xavier, Anibal o el recién llegado y callado Herr.
Que la felicidad no te sea esquiva es mi deseo. Con ese intento librarme de los otros.

Un beso y un abrazo y un suspiro.

Gabrille, tu amiga.